Salón de palabras

Bienvenido/a. Has abierto una puerta a un mundo mágico. La Voz de los Días tiene la facilidad de convertir la cotidianidad en sueños posibles, de hacernos ser lo que siempre hemos querido ser; volar con la libertad de un pájaro, dejar que la imaginación nos lleve a aquellos lugares que nuestro cuerpo no se atreve, o a veces no puede... En definitiva, ser nosotros. Leerme - me permito lector/a ser osada-, será para ti la prueba de que la Palabra consigue, y en este rincón especial al que has llegado, que poco a poco te quedes atrapad/a y no quieras seguir dando vueltas en busca de lo que ya has encontrado... En este libro cualquier sensación se parecerá más a un sueño que a una posibilidad. Ponte cómodo/a... Y si quieres conseguirlo, tus deseos son órdenes.


sábado, 3 de junio de 2017

CON BRIAN ENO



Brian Eno es grande dentro de la mágica y enigmática humildad que le rodea. Te observa en silencio. Se comunica sin palabras. Se deja abrazar para una foto y te dedica su libro con una timidez inusitada. Esa es la impresión que de él me traje de Madrid el pasado martes, cuando, a propósito, fuimos a ver su obra de luz y sonido en la galería Ivorypress de Arte y Librería especializada en libros de artista, cuya fundadora es Elena Ochoa, señora de Norman Foster, que con su estilosa imagen se movía como gata sigilosa acompañando a quienes entrábamos a su mundo de creatividad. Jorge siente admiración por Brian Eno. Yo no sabía apenas nada del talento de ese hombre que parecía un simple observador de su propia obra y, sin pestañear, miraba, quieto, a todos cuantos allí girábamos sobre sus cuadros de luz cogidos a una copa de vino ofrecido para la ocasión, fotografiando, al menos yo, más al artista que a su creación. 
Recordé, que formó parte de Roxy Music en la década de los 70. Nada que ver con el Brian Eno de ahora. Aquella música, su cara pintada y su melena lacia, han dado paso al artista absoluto que no hace ostentación ni aparenta la importancia que tiene en una poco corriente cercanía. Me di cuenta que en Eno se constata la verdad sobre aquellas personas que, cuando más grandes son, menos se crecen. La tarde fue especial. Yo no entendía la timidez de Jorge ante ese artista. Luego me explicó que le parecía tan increíble su cercanía que se sintió apabullado. Lo entendí. Porque no es fácil aunar la admiración por años a alguien de la talla de Brian Eno y, por esas cosas del Arte, la Música, la Luz y el Sonido, en un momento se te hacen realidad algunos sueños. 
Las fotografías con él son, en boca de Jorge, un valor absoluto. Algo impensable que pudiera ocurrirle. Bueno, supongo que será así… Y que Brian Eno pasará un poco más a la Historia por tener fotos conmigo y otras con él…(aquí me río, claro)…