Salón de palabras

Bienvenido/a. Has abierto una puerta a un mundo mágico. La Voz de los Días tiene la facilidad de convertir la cotidianidad en sueños posibles, de hacernos ser lo que siempre hemos querido ser; volar con la libertad de un pájaro, dejar que la imaginación nos lleve a aquellos lugares que nuestro cuerpo no se atreve, o a veces no puede... En definitiva, ser nosotros. Leerme - me permito lector/a ser osada-, será para ti la prueba de que la Palabra consigue, y en este rincón especial al que has llegado, que poco a poco te quedes atrapad/a y no quieras seguir dando vueltas en busca de lo que ya has encontrado... En este libro cualquier sensación se parecerá más a un sueño que a una posibilidad. Ponte cómodo/a... Y si quieres conseguirlo, tus deseos son órdenes.


miércoles, 21 de septiembre de 2016

SE LLAMA OLVIDO (de apellido ALZHEIMER)


Tiene grabado aún en los ojos que miran al infinito, el color de las miradas que han visto pasar la vida por ellos; y recogen sus ajadas cuencas las sonrisas de sus hijos, los llantos de sus nietos, el atardecer de sus mañanas. 
Se ha acercado a la ventana. Tras los empeñados cristales que su vaho deja, se mecen las ramas de los árboles. Las flores aún esparcen sus colores, pero ella permanece impasible, mientras contempla las ilusorias figuras que la oscuridad de su memoria le va dibujando con trazos indelebles, en las paredes de la casa que no recuerda. De la que quiere escapar porque le resulta extraña. 
Por un momento, sus asustados ojos han parecido reconocer a quien, con mano cálida, le acaricia el enmarañado cabello que no se deja peinar. Pero el hombre que ya no recibe las caricias de vuelta, comprende que es un extraño para Olvido. 
Cogidos de la mano, se dirigen hacia ningún lugar. Solo se paran ante la quietud de los recuerdos. Tantos años juntos y, en poco tiempo, han desaparecido para ella todas las caricias, los amores, las alegrías y las tristezas. El afán de seguir juntos hasta que la muerte les separe. 
Es esa maldita enfermedad la que abre más brechas en el camino. La que roba más caricias. La que deja la vida varada antes que la muerte.
Es ella la que deja la vida en el olvido. 
Pero por esa fuerza que la vida nos ofrece, siempre queda una esperanza. 
La esperanza de que quizá mañana no sea una quimera volver a recordar.